jueves, 7 de octubre de 2010

Hace unos días que sueño con personas ausentes. Me parece cruel de mi parte estar pensando en quien no quiere saber nada de mí, no sé si es mi cerebro el que no se hace a la idea. Es un poco proustiano imaginar que los otros están en una fiesta a la que no hemos sido invitados, y es eso mismo lo que me causa una profunda angustia cuando trato de analizarlo.

Estaba en Guadalajara caminando con C, tenía que preparar muchas cosas para mi viaje. Después de un rato me preguntaba por el estado de mi visa e inmediatamente caía en cuenta de que partía al siguiente día pero no tenía boleto. Las finanzas de mi tarjeta estaban en el estado deplorabe en que se encuentran ahora, y en medio de mi preocupación C me decía que me prestaría dinero si fuera necesario. Al pasar por un cajero automático, salían mágicamente trescientos y pico dólares o euros, por lo cual me alegraba enormemente. Al parecer todo se resolvería, así que seguimos nuestro camino. Finalmente estábamos hablando como en los viejos tiempos, como eran las cosas antes de que las arruinara.

1 comentario:

  1. pero en realidad fue bueno no habia angustia al final pues
    tal ves tu cerebro te quiere decir que al final el quedo bien

    ResponderEliminar